domingo, 29 de marzo de 2009

La sociedad de Leopoldo III


" Y ahora, yo te digo: Tú eres Pedro, o sea Piedra, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia y las fuerzas del infierno no la podrán vencer " Mateo 16, 14-18

Cuando se instituyó la Sociedad de Leopoldo había numerosos detractores, entre ellos cardenales y obispos que verían como su poder disminuiría, ya que hasta el momento ellos eran los que habían perseguido las herejías; su argumento era que “Sólo con fe un solo cristiano puede combatir a todo el mal”, a lo que el papa Inocencio III respondió: “Quien combate solo al mal tiene el mismo éxito, que el cruzado creyente en que la cruz grabada en su espada lo salvaría de la muerte”… La jerarquía inquisitorial es estricta, pero los numerosos Inquisidores se organizan a su vez entre ellos en Cenacula.

Leer más... Éstos difieren completamente entre ellos: los hay grandes de más de veinte o incluso cuarenta personas y pequeño en los que en el mejor de los casos son tres; los hay ricos y poderosos, instalados en un palacio nobiliario u obispal y pobres que no pueden permitirse ni un techo propio… Hay quienes tienen fe ciega en la Teurgia, o que la odian y solo creen en la Fe Verdadera… Son tan diferentes entre ellos, como los Cazadores que los conforman. No es necesario que estén aprobados por el Provincial, por lo que en Cazas especiales a veces se unen diversos Cenacula en uno solo de gran renombre; sin embargo para participar en la política de la Sociedad de Leopoldo es necesario que esté aprobado por el Provincial correspondiente. En el Cenáculum destacan dos figuras: el Abbé y el capellán. El Abbé es el líder, mientras que el capellán es un sacerdote (a ser posible, sino un monje con fuertes creencias) que hace de confesor, administra los sacramentos y oficia las misas cuando el Cenáculum se ve imposibilitado para ir a la capilla local de la Sociedad por circunstancias ajenas o simplemente porque no hay ninguna.
Si el grupo de Cazadores es muy pequeño, es normal que ambos cargos recaigan sobre la misma persona.

En el interior de La Sociedad de Leopoldo existen hoy en día diversas "ordenes". Algunas, como ordenes claramente definidas (ordenes), otras como corrientes de pensamiento (sectas), de forma que los siguientes grupos podrian solaparse entre sí en algunos casos. 
 
El Gladius Dei: Este cuerpo de elite, la ‘espada de Dios', es la orden más distinguida dentro de la Sociedad. Sólo se accede a ella por invitación, es comparable a una orden de caballería en el seno de la Inquisición. Sus miembros son, en muchos sentidos, los Inquisidores ideales: leales sin falta, esforzados, valientes y capaces. Los miembros del Gladius Dei pueden formar parte de cualquier otro Cenáculum, pero se les reúne para llevar a cabo las misiones más peligrosas que planee la Sociedad. Los miembros del Gladius Dei son seleccionados uno a uno por el mismo el Inquisidor general, y actúan bajo su autoridad directa. Desgraciadamente la invitación a unirse al glorioso grupo es un martirio, pero sus miembros son los Inquisidores más respetados y eficaces... si es que sobreviven.

El Gladius Dei admite a miembros de cualquier secta o facción de la Sociedad, y ni siquiera les pide que finalicen su relación con tales grupos. No obstante, al unirse al Gladius Dei lo más frecuente es que las conexiones con otros grupos se disuelvan, particularmente cuando tales conexiones pueden causar problemas: la lealtad es inevitablemente transferida de cualquier otra afiliación al Gladius Dei. Algunos miembros del grupo actúan juntos en Cenacula, mientras que otros operan en el seno de Cenacula ordinarios, preparados para ser llamados al deber en cualquier momento.

Los Condotieri: Los Condotieri son una orden cuasi militar, fundada en el siglo XV, derivada del Gladius Dei, más preocupada por la protección y la seguridad de la Sociedad que por la misión de ésta. Aunque los Condotieri, por implicación, comparten la misión de la Sociedad, su apostolado individual es la salvaguardia de la misma y sus Inquisidores.

Los Condotieri tienen su propio Noviciado, que es más parecido a un “adiestramiento básico”, mientras que su propia jerarquía refleja una estructura militar, con el Condoliere General (elegido por el Inquisidor General) al mando. Los miembros de la orden no tienen tanta libertad y autonomía como los demás Inquisidores; sus asignaciones son recibidas de acuerdo con las decisiones del Condotiere general, aunque son libres para hacer peticiones.

Los miembros de la orden están bien entrenados en las actuales técnicas de armas de fuego, medidas de seguridad y combate cuerpo a cuerpo. Por lo general son reclutados entre militares y policías, e intentan conservar sus contactos profesionales siempre que sea posible, particularmente para procurarse armas y equipo que de otra forma serían inalcanzables. Los Condotieri están tan bien armados como la mayoría de los ejércitos modernos, salvo lógicamente por los equipos más grandes.Los rangos entre los Condotieri reflejan los del resto de la Sociedad, pero retienen su más estricta jerarquía original, esperándose de los Condotieri de nivel más bajo que obedezcan las órdenes de sus superiores. Cuando un Condotiere opera conjuntamente con otros Inquisidores, suele ceder la autoridad al Inquisidor de más alto rango, a menos que opine (y pueda demostrar) que la Sociedad está asumiendo un riesgo innecesario.Por lo general, los Condotiere están asignados a la protección de los mayores y más antiguos cenacula. Los Cenacula más pequeños suelen pedir la presencia de un Condotiere para tener alguna garantía de seguridad o para llevar a término una misión concreta, pero no siempre se pueden permitir el lujo e tenerlo de forma permanente. Los Condotieri de servicio en San Michele suelen llevar uniformes paramilitares de color azul oscuro, aunque en las festividades sacras y las reuniones formales suelen llevar un uniforme renacentista bastante elaborados similar al de la guardia suiza de Vaticano. Los Condotieri de servicio en otros Cenacula se visten de la forma más cómoda para ellos, normalmente con ropas civiles.
Siempre que es posible, los Condotieri prefieren actuar al estilo de sus unidades operativas originales, las lanzas de tres soldados.

Los hijos de Lázaro:
“Dios es el único que puede triunfar sobre la muerte, y sólo por su poder somos capaces de hacer lo mismo” Para los hijos de Lázaro, los Vampiros son culpables de la mayor de las transgresiones al pretender haber derrotado a la muerte misma. El Cenáculum preferiría que la Inquisición se centrase más en la eliminación de los Vampiros.
Sus preocupaciones e ideología llegaban directamente al propio Leopoldo de Marnau; la mayor parte de su Testamento se refiere a sus observaciones y creencias acerca de los no muertos.
Esta secta es la mayor de todas y también algo extremista. Varios de sus miembros más radicales se niegan a contemplar con un mínimo de respeto las misiones de otras sectas o Cenacula: los magos, argumentan, morirán de todos formas, como los hombres lobo, pero los vampiros permanecerán con nosotros hasta la Parousia, y son el enemigo más fuerte.

Hermandad de Santa Clara: La secta de Santa clara en el seno de la Sociedad está formada por Inquisidoras que pronuncian votos de extrema pobreza para conseguir dones curativos. Rechazan todo tipo de posesiones y comodidades, excepto el equipo que les entregue la Sociedad para una determinada misión. Son excelentes acelerando el proceso curativo, o haciendo sanar las heridas, ya sean de origen normal o mágico. Aunque muchas están entrenadas en los procedimientos médicos contemporáneos siguen confiando en la oración, la devoción y la imposición de manos.

La Fraternidad de Albertus: Estos Inquisidores siguen las enseñanzas de Alberto Magno, que se creía que la magia era maligna, pero que debía ser aprendida para poder combatirla mejor. Los miembros de la Fraternidad de Alberto, o Albertinos, sobresalen en las artes de la Teurgia (la hechicería clerical), y la han usado con grandes resultados en su lucha contra lo sobrenatural. Aunque se les sigue llamando fraternidad, estuvieron entre las primeras sectas a la hora de admitir libremente a mujeres en sus filas.
Sin embargo, no siempre se confía en los Albertinos. Muchos Inquisidores siguen creyendo que la ‘magia buena' es simplemente una ilusión que abre la puerta a la magia negra. Aunque, sorprendentemente, ningún Inquisidor General ha proscrito expresamente la Teurgia. Algunos cínicos opinan que los Albertinos tienen algún control sobre el Inquisidor General. No es raro que éste designe a un Teurgo experimentado para formar parte de su consejo personal, algo que da crédito a las acusaciones de los más cínicos.
Se pide a todos los miembros de la Fraternidad de Alberto (y a cualquier otro Teurgo) que se registren en el Oficio de Censor.
Aunque los Albertinos colaboran con sus camaradas Inquisidores, corren rumores de que la Fraternidad tiene su propio Cenaculum privado para estudiar sus artes. La mayoría de los Albertinos se ríen de esta idea.

Oficio Censor: Como en el caso del Gladius Dei, la entrada en el Oficio Censor es ofrecida por el Inquisidor General. Sin embargo, por lo común las nominaciones para candidatos llegan al Inquisidor General del Oficio mismo. Es más, el oficio Censor está considerablemente más organizado que el Gladius Dei. El oficio está administrado por un Provincial, cuya misión es atender a la organización y operaciones de los censores, en lugar de a una provincia en concreto.

Algunos temen que los Inquisidores se estén haciendo demasiado poderoso e independientes, y que incluso intenten imponer sus ideas en la Sociedad. El Oficio de censor ha sido acusado con frecuencia de tener su propia agenda privada, pero raramente adquieren tales acusaciones un carácter público. Cuando un Censor llega para investigar a un individuo o un Cenaculum, los investigadores pasan al estado de Certiorari, se les permite continuar sus prácticas y operaciones habituales, incluso participar en autos de fe, pero un representante del Oficio censor debe acompañarles en todo momento. Es más, todos los archivos del Cenaculum quedan abiertos para la investigación, y el Cenaculum entero suele ser interrogado en busca de pruebas de sus faltas.

Aunque la Sociedad no condena la práctica de la Teurgia, su empleo es muy discreto, pues el Oficio de Censor pide que todos los practicantes de la misma queden “registrados para futura referencia”. Negarse a satisfacer esta petición no es algo criminal per se, pero si una grave violación del protocolo y un acto de insubordinación, así como una invitación a investigaciones más exhaustivas.

Orden de San Miguel
: Antoninus fue un general romano del siglo V, que preocupado por el Apocalipsis cuyos inicios veía en la decadencia final del Imperio Romano, fundó esta orden para luchar contra el demonio y sus servidores de forma directa. Sus miembros están preocupados sobre todo por la actividad infernal y la presencia diabólica. No buscan al infierno en ‘otras cosas' (vampiros, hombres lobo, magos) como hacen sus colegas, sino que buscan la presencia directa de lo diabólico en la tierra. Algunos Micaelitas estudian Teurgia, pero no hasta el punto de los Albertinos. Lo hacen con una perspectiva más pragmática, no por curiosidad intelectual. Aunque en progresiva decadencia porque ya no hay tantos jóvenes que quieran pertenecer a esta orden, es la más prestigiosa y en ella se apoya el Inquisidor General tomando como modelo a Leopoldo a quienes los Micaelitas ayudaron a fundar la Inquisición.
  
La orden de San Pedro: Como San Pedro derrotó en Roma a Simón Mago, así estos Inquisidores buscan acabar con encantadores, brujas y hechiceros (incluyendo magos vampíricos).
En cierto modo, los mortales tiene poco que temer de los Magos, que no buscan causarles daño directamente. Pero de todas formas, los Magos suelen ser identificados con brujas, satanistas, y otros personajes, cuyo poder debe surgir obviamente del mismo Infierno. Los miembros de la Orden de San Pedro se muestran en vehemente desacuerdo con la fraternidad de Alberto en su uso de la Teurgia (“El diablo escondiéndose en actos del bien” dicen), pero aún no han actuado contra los Albertinos. Muchos miembros de esta orden parecen particularmente resistentes a la Taumaturgia del enemigo.
Los miembros de la orden que se convierten en censores parecen disfrutar con sus frecuentes investigaciones a los Albertinos.

Los hijos de Tertuliano: Esta Subsecta está profundamente interesada por los Wraiths y demás espíritus demoníacos. Los Hijos, no obstante, son en muchos aspectos una reminiscencia de los primeros días de la Inquisición; creen que cualquier ser que hable en contra de la Palabra de Dios, debe estar poseído, así que tiene una preocupación por la ortodoxia mucho mayor que el resto de la Sociedad. Lo que es peor, han llegado a recurrir a la tortura ocasional al tratar con personas que a las que creen poseídas... una forma muy desafortunada de atender a quienes se supone que han de salvar. Sea como sea, los Hijos de Tertuliano tienden a ser competentes exorcistas. Muchos miembros de la Sociedad de Leopoldo pueden estar interesados en problemas de fantasmas y posesiones, pero no todos están de acuerdo con los Hijos de Tertuliano.

Padres de la Buena Muerte: Este grupo, que admite sólo a sacerdotes completamente ordenados, cree que los Vampiros son espíritus malignos anteriores al Diluvio, criaturas inmortales que han engañado a la ley de la muerte poseyendo los cadáveres de los muertos. La presencia de estos espíritus es la responsable definitiva del declive espiritual de la humanidad. Los Padres de la Buena Muerte tienen la misión de seguir la pista de estos espíritus y acabar con ellos, restaurando el equilibrio de la naturaleza. 

Los caballeros mendicantes de la cruz de Acre: Las leyendas cuentan que en Jerusalén se encontró un trozo de la auténtica cruz de Cristo, y después se trasladó a la ciudad de Acre… En parte esta leyenda es cierta, ya que ahora se encuentra en Chipre, cuando los Hospitalarios de San Juan aceptaron ponerse bajo las órdenes de Leopoldo de Marnau y mandar a sus mejores guerreros a la Inquisición. También cedieron su reliquia más sagrada, este trozo de la auténtica cruz. Cuando un Cazador con grandes convicciones guerreras pide su ingreso en esta orden, aparte de los votos a la Sociedad también jura no deshonrar y convertirse si hace falta en mártires como Cristo hizo en la cruz.

Los Monjes Rojos: No hay secta mas controvertida que la de los Monjes Rojos, ya que no sólo rompen la regla monacal de llevar ropas de colores apagados, sino que son férreos protectores de la Teurgia y defienden la igualdad de sexos (cosa que les ha traído mas de una denuncia por catarismo). Su fundación se pierde en la Historia, aunque lo más probable es que fueran un grupo de Magos paganos que tras la cristianización del Imperio Romano buscaran la forma de que Dios no les negara su don si lo usaban para su gloria. Cuando se fundó la Sociedad fueron el grupo más reticente a unirse. Al parecer temían que su poder se viera reducido al verse controlados directamente por los Censores. Hace tres décadas su monasterio en los Alpes explotó dejando decenas de monjes muertos o heridos, en unas circunstancias tan extrañas que no se han hecho públicas las conclusiones más que al último Inquisidor General, que decidió trasladarlos a Roma y que los acogieran (y vigilaran) los Monjes de San Miguel, dándoles libertad total para experimentar con la Teurgia

Las Hermanas de Santa Juana: Un día Leopoldo de Marnau y un grupo de colaboradores se enfrentaron a un poderoso Vampiro muy antiguo. Fue derrotado, pero se vieron gravemente heridos y tuvieron que refugiarse en un monasterio desconocido para todos. Allí habitaban unas monjas de poderosa convicción religiosa pero tan rebeldes y guerreras como Joana d'Arc. Estos Inquisidores no dudaron en ofrecerles unirse a ellos en la lucha contra el mal, y ellas aceptaron. Su ocupación habitual es encargarse de los Hospitales y ofrecer consuelo espiritual a los que su alma se ve deshecha por las consecuencias de la lucha, además de que tienen sus votos Inquisitoriales propios y secretos. Algunas han osado seguir el ejemplo de su patrona y coger la espada… Aún nadie las ha tomado muy en serio… Aún…

La Familia Marnau: Leopoldo procedía de una poderosa familia alemana de fuertes convicciones religiosas, cuyas raíces se pierden en lo más antiguo del Imperio carolingio. La leyenda familiar cuenta que un antecesor de los Marnau compró como esclava a una bruja que lo maldijo a él y a sus descendientes con que conocerían un terror y un miedo sin igual día a día, pues atraerían a toda la oscuridad del mundo. Sea o no sea verdad, si es cierto que los Marnau son una extraña familia, que a pesar de su peso político en el Sacro Imperio están rodeados de historias curiosas; tíos que murieron hace años aparecen bebiendo sangre de vivos, o primos que crean sectas demoníacas, espíritus de antepasados que nunca tienen el descanso eterno o hermanos que huyen al bosque convertidos en hombres-bestia… Sea como sea, el tío de Leopoldo de Marnau cedió todas sus posesiones a la Inquisición, y de vez en cuando colaboran con ésta.

Los Oculi Dei: Los “Ojos de Dios” son una secta muy extraña, son los espías y los ojos de la Sociedad. Se infiltran en sectas, se hacen ghouls a propósito, ponen en peligro su alma día a día para recoger el mayor número de información posible. Su base es una taberna en Barcelona llamada los “Siete Bailarines Secretos”, y fueron fundados por Rodrigo de Navarra, un poderoso conde que descubrió que a su difunta esposa la habían resucitado con malas artes mágicas. Al principio suelen ser meros informadores y cuando demuestran su valía con algún dato importante se nombran Oculi de pleno derecho (es el único noviciado que se hace en plena acción). La mayoría acaban como mínimo locos, otros desaparecen un día y nadie vuelve a saber nada de ellos. Informan regularmente al Censor local y han de entregar su diario cada mes (o cada trimestre si están en medio de una importante misión) Cuando su alma se rompe y su mente no resiste más son enviados con las Hermanas de Santa Juana que cuidan de ellos hasta que pueden valerse por si mismos, lo que a veces es nunca. Si resisten esta prueba, al estar “contaminados” ya no sirven para trabajar en la Inquisición, por lo que suelen ser destinados a la facción de espías en la Sociedad de Talamasca.

La Secta de San Jaime La Secta de San Jaime es un subgrupo todavía más radical de los Hijos de Tertuliano. Considerando la ortodoxia de los Hijos, resulta sorprendente que esta secta siga las palabras de un tratado gnóstico que defiende el suicidio como una forma de entrar en el Cielo.

Los Sambenitos: Según a quien te dirijas, este grupo no existe o es un veneno en el corazón de la Sociedad. Los Sambenito son Inquisidores que siguen las creencias de Rafaelle Renzi, el hereje Florentino, y en vez de intentar destruir a los sobrenaturales, intentan ayudarles en lo posible. Sólo se puede ser un Sambenito y operar en el seno de la Sociedad durante un tiempo; finalmente, el conflicto de intereses será demasiado obvio y persistente. Entonces o abandonan la Sociedad de Leopoldo fingiendo su muerte y siguiendo su propio camino o se enfrentan al calor de la hoguera.
Muchos Inquisidores, en uno u otro momento, han meditado en secreto acerca de los argumentos de Renzi. Aunque está por ver si esta tendencia acabará prevaleciendo en la Sociedad o siendo aplastada por ella.


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