Siempre según la tradición, en Fátima la Virgen María se apareció 6 veces a tres niños pastores (Lucía dos Santos, y sus primos Jacinta y Francisco Marto) en 1917, después de que un angel se les apareciese tres veces durante 1916 para prepararles mediante la oración para recibir a la Virgen.
Los niños sufrieron un cambio notorio en su fé, comenzando a practicar penitencia y mortificación.
Los pastorcillos no comentaron sobre las apariciones del ángel, pero tras la aparición de la Virgen, comentaron su experiencia en el pueblo, encontrando cierta incredulidad, que con el tiempo fue desapareciendo.
Leer más...Las apariciones
La primera aparición reveló a los pastorcillos que volvería el día 13 de los siguientes meses.
En la segunda aparición, les anunció la pronta muerte de Jacinta y Francisco (de 6 y 9 años entonces, y que se cumplió, ya que murieron por gripe 3 y 2 años mas tarde).
En la tercera manifestación (13 de Julio de 1917) fue cuando la aparición reveló teóricamente el Secreto de Fátima (Los niños fueron secuestrados por mandato del alcalde de Vila Nova de Ourém y sometidos a castigos físicos con el objetivo de que revelaran el contenido de ese mensaje).
En las siguientes días 13 (aunque en Agosto la aparición sucedió el día 19), los pastorcillos fueron seguidos por miles de personas, recibiendo la última supuesta visita de la Virgen ante unos 70.000 espectadores, en el que dio en llamarse como “Baile del Sol”. Con tantos testigos, todavía se razonan los testimonios de quienes dijeron percibir diferentes efectos, y de quienes dijeron no percibir nada. Una argumentación frecuente son las ilusiones luminosas sufridas por mirar al sol tras tiempo, en conjunción con la presión social autoinducida. A su vez, otras teoría salen al paso de esta, como que en anteriores avistamientos, cantidades menores de testigos dijeron haber visto otros efectos ópticos no relacionados con mirar al sol, como lluvia de pétalos sobre la encina que identificaban los pastorcillos. Incluso se duda de si los presentes miraban al sol, habiendo motivos para pensar que miraban a la encina.
Además del "Baile del Sol", los niños de Fátima dijeron que la aparición profetizó “una gran señal en el cielo nocturno, que precedería a una gran guerra”. El 25 de enero de 1938 (21 años después, conviene ubicar) las luces brillantes de una aurora boreal aparecieron en todo el hemisferio norte. Fue el suceso más sorprendente de auroras boreales desde 1709. Lucía, la única pastorcilla con vida, dijo a su superior, y al obispo por carta al día siguiente, que era el signo anunciado. Un mes después, Hitler tomó Austria, y ocho meses mas tarde Checoslovaquia.
El tercer secreto
Este llamado “Secreto de Fátima” se mantuvo en secreto por la
Iglesia, considerando que constaba de tres partes, dos de las cuales se
divulgaron en 1941 (una adulta sor Lucía, única superviviente de los
pastorcillos recibió permiso para revelar las dos primeras partes) y la
última en 2000 (Angelo Sodano anunció en Fátima que sería revelado
pronto, y Juan Pablo II lo leyó el 26 de Junio de 2000).
Hoy en día, las palabras de este mensaje
(dividido en 3 partes) pueden ser localizadas sin ningún problema, en
traducciones mas o menos acertadas a cualquier idioma, pero quedan
todavía voces que dicen que un cuarto secreto de Fátima se mantiene sin
revelar. ¿Podría ser esto cierto?
El tercer secreto no fue escrito. Por esa razón, cuando Sor Lucía cayó gravemente enferma en 1943, el obispo de Leiria-Fátima le pidió que lo redactara para que, en caso de fallecimiento, no se perdieran las palabras de la Virgen. Sor Lucía le exigió que se lo ordenara y así lo hizo. No obstante, hasta el 2 de enero de 1944 (y tras una supuesta aparición de la Virgen María que confirmó a la monja que ésa era también su voluntad), Sor Lucía no obedeció la orden del obispo.
Una vez puesto por escrito y guardado en un sobre lacrado, fue entregado al obispo Ferreira, quien, a su vez, se lo dio en mano al Obispo de Leiria-Fátima, en cuyo poder permaneció hasta 1957. En esa fecha, Venancio, obispo auxiliar de Leiria-Fátima se lo entrego al nuncio apostólico en Lisboa para su envío al Vaticano.
Sin embargo, Venancio, según declaró más tarde, había examinado al trasluz el sobre y pudo distinguir que dentro del sobre grande del obispo había uno más
pequeño de Sor Lucía. Y dentro de este sobre había una hoja de papel
ordinaria con márgenes de cada lado de tres cuartos de centímetro. Es por el Obispo Venancio que sabemos que el Secreto
final se escribió sobre una pequeña hoja de papel que tiene de 25 a
30 líneas.
Siguiendo la peripecia del sobre lacrado, éste llegó el 16 de abril de 1957 al Vaticano, dónde el Papa Pío XII lo guardó sin leer, ya que Sor Lucía había insistido en que la Virgen, en una nueva aparición, le había pedido que permaneciera secreto hasta su muerte (la de Sor Lucía) o, en cualquier caso, hasta 1960, año en el año que se debería hacer público su contenido, porque entonces "sería mejor entendido".
En 1959, Juan XXIII abrió el sobre y leyó su contenido, que le fue traducido por Paulo José Tavárez (trabajaba en la Secretaría de Estado, fue después
obispo de Macao). Acabada la lectura, el Papa dictó una nota a su
secretario Capovilla para incluir en el sobre que contenía el secreto, y ordeno que le fuera comunicado al cardenal Ottaviani, prefecto de la Santa Sede.
El 8 de febrero de 1960, la Santa Sede hizo público un comunicado en el que afirmaba que no pensaba divulgar el contenido del secreto y añade: "Aunque la Iglesia reconoce las apariciones de Fátima, no tiene el deseo de asumir la responsabilidad de garantizar la veracidad de las palabras que los tres pastorcitos dijeron que la Virgen María les había dirigido".
Antes de rezar por nuestro alma, conviene recordar que no es la primera vez que la Virgen ejerce supuestamente de profetisa. Ya en La Salette en 1846 la Virgen comunicó a los niños Melania y Massimino que "en el año 1864 Lucifer será liberado de sus ataduras en el infierno junto a un gran número de demonios y éstos abolirán la fe... Será en ese tiempo cuando nacerá el Anticristo".
El sobre con el secreto se lo llevó el Papa de Castelgandolfo al
Vaticano, y lo tuvo, dice Capovilla, "sobre la mesa de su escritorio
hasta su muerte, el 3 de junio de 1963".
A partir de entonces no se ha sabido nada oficialmente de aquel
sobre. Parece ser que Pablo VI sí lo leyó. Juan Pablo II también se
sabe que lo hizo.
Sin embargo, en 1963 hubo una presunta filtración y el supuesto tercer secreto fue divulgado por el periódico católico alemán “Neues Europa” el 15 de octubre de 1963.
Esta redacción es otra versión diferente a la oficial divulgada por el Vaticano, y un alegato muy claro contra la carrera nuclear. Quizas un alegato demasiado claro para ser voz de la Virgen. Apela además al mensaje ya dado en La Salette (Es necesario apuntar que apela a un mensaje fallido, pues citaba 1864 como año de nacimiento del Anticristo) dando una especie de continuidad al discurso de la supuesta Virgen.
Este texto se llegó a conocer, según el periódico, a través de una indiscreción
diplomática, ya que según el periódico, el documento habría sido enviado por el Vaticano a los diplomáticos de USA, URSS. e Inglaterra,
considerando que el conocimiento de éste mensaje era necesario para el cese de los experimentos nucleares.
En 1965, a pedido de una dama de la
orden de San Vincenzo, fue publicado por el semanal “El Burgués” del 9
de septiembre, y sucesivamente también “El Heraldo de San Antonio” lo
publicó el 15 de Mayo de 1975. La autenticidad de éste mensaje no fue
nunca desmentida por el Vaticano, siendo esto para algunos un punto poderoso sobre su veracidad, pero lo cierto es que el Vaticano no es conocido por realizar desmentidos ni ser rico en declaraciones.
El cuarto secreto
Sobre la existencia de un cuarto secreto (otra redacción, o una parte no publicada del tercero) las dudas mas razonables (con independencia del valor que tenga o no tenga este cuarto texto) las han sentado Antonio Socci y Solideo Paolini, trabajando independientemente y en diferentes momentos.
Solideo Pasolini preguntó a Capovilla (ya retirado) el 5 de julio de 2006 “Dado que Ud. es una fuente de
información de primer nivel”, dijo Paolini, “me gustaría preguntarle
algunas cosas”, particularmente sobre el Tercer Secreto.
El Arzobispo Capovilla respondió inicialmente: “No,
realmente, para evitar malos entendidos, y dado que ya ha sido
oficialmente revelado, yo adhiero a lo que se ha dicho. Aunque yo
supiera más sobre esto, debemos atenernos a lo que se ha dicho en
documentos oficiales”.
El Arzobispo en este punto de la conversación sonrió y dijo: “Por
favor, escríbame sus preguntas y yo las responderé”. Dijo que buscaría
entre sus papeles, si es que todavía conservaba alguno, puesto que ya
había donado prácticamente todo a un museo. Tres días más tarde, Paolini remitió por correo electrónico una lista
de preguntas al Arzobispo Capovilla. El 18 de julio, Paolini recibió un
paquete de su parte en el que estaban las respuestas y algunos papeles
de sus archivos.
Paolini escribe, “A lo referente a mis preguntas sobre la
existencia de un texto no publicado del Tercer Secreto, que no habría
sido aún revelado, cuya existencia es altamente probable debido a una
masiva cantidad de pistas, Mons. Capovilla (que, como se sabe, leyó el
Tercer Secreto) escribió literalmente, No sé nada”.
Esta expresión, en opinión de Paolini, fue “una irónica alusión a
cierta ‘omertá siciliana’… una especie de ley mafiosa de silencio”.
El paquete enviado por Capovilla contenía algunos papeles oficiales y un tarjetón autografiado en el que se lee como sigue:
“14 de julio de 2006
Estimado Solideo Pasolini,
Le estoy enviando algunos papeles de mi archivo. Le sugiero que compre
el librito sobre el Mensaje de Fátima publicado por la Congregación para
la Doctrina de la Fe, en el año 2000.
Con mis bendiciones
Loris Capovilla”.
Comparando el folleto publicado por el Vaticano con los documentos
de los archivos enviados por el secretario de Juan XXIII”, aparece inmediatamente una contradicción muy significativa en
las ‘notas reservadas’ a los ojos del investigador. Con el sello de
autenticidad bien impreso sobre el papel queda
certificado que el Papa Pablo VI leyó el Secreto la tarde del 27 de
junio de 1963, mientras que el documento oficial del Vaticano afirma que Pablo VI leyó el contenido el 27 de marzo de 1965 y envió el sobre al
los archivos del Santo Oficio, después de decidir que no se publicaría
el texto.
Paolini telefoneó inmediatamente al Arzobispo Capovilla para pedir
una explicación de esta contradicción de fechas. Capovilla, un poco
evasivo al principio, respondió con frases como “no estamos hablando de
las Escrituras”. A lo cual Paolini respondió inmediatamente, “Si,
Excelencia, pero mi referencia es un texto oficial escrito (el documento
oficial del Vaticano), ¡que es claro y se basa en otro documento de
archivo!" Mons. Capovilla respondió, “Bien, puede ser que el paquete
Bertone [documento divulgado el 26 de junio de 2000] no sea el mismo que el paquete
Capovilla…”
En este punto Paolini aventuró la pregunta del millón: “¿Entonces ambas fechas son correctas
porque hay dos textos del Tercer Secreto?” Después de una breve pausa, el Arzobispo Capovila respondió “¡eso es exactamente!”.
Socci puso a prueba su teoría consultando a Mariagrazia Russo,
una experta en lengua portuguesa, que realizó un preciso análisis del Secreto publicado por el Vaticano el año 2000. Russo no
sólo concluyó que hay muchas imprecisiones en la traducción oficial del
Vaticano de las cuatro páginas de texto portugués de Sor Lucía (lo cual
es curioso en un documento vaticano de tal importancia), sino que no
se encuentran expresiones dialectales o regionales. Esto sólo puede
significar que lo que el Vaticano reveló es diferente del texto leído
por Juan XXIII que contenía expresiones dialectales por lo cual
requirió de un asistente portugués como Paulo José Tavárez.
Además, esto nos lleva a que las supuestas 4 páginas leídas por el Vaticano no parecen coincidir con el conteo de 25 o 30 lineas leídas al trasluz por Venancio, obispo auxiliar de Leiria-Fátima, en 1957.