domingo, 4 de octubre de 2009

Arte con cadáveres


Descubro a un artista navegando por la red

En el mundo de hoy, los cambios en las concepciones artísticas confunden e intrigan cada vez más. El alemán Gunther von Hagens, con una formación en medicina de la Universidad de Heildelberg, en la antigua Alemania Oriental, hace una relectura de lo que significa arte y al mismo tiempo nos enfrenta con una creación radical. Este hombre, que descubrió un extraordinario método de conservación de cuerpos, percibió un paralelismo entre su trabajo y el arte.

Leer más...El deterioro por descomposición biológica es un proceso irrevocable en la naturaleza. Algunos especímenes se encogen, deshacen, deterioran y se vuelven inservibles para cualquier estudio si no se los conserva de algún modo y se los deja expuestos al clima normal. Desde la antigüedad, el Hombre ha buscado implementar una serie de métodos para preservar los tejidos orgánicos. A partir de 1977, Hagens desarrolló uno de estos métodos, una "plastificación" que, con recursos técnicos sorprendentes, logra preservar los tejidos de una manera perfecta, que da la sensación de que están vivos. Utiliza el vacío para embeber un polímero reactivo, como la silicona de caucho o poliéster, en el material biológico. La clase de polímero que se aplica determina las propiedades físicas (flexibilidad o rigidez) y ópticas (transparencia u opacidad). El resultado final convierte a los ejemplares en objetos secos, inodoros y durables. Y aún más: retienen forma y relieve original y la identidad celular. Para lograr esto el proceso requiere cuatro pasos: fijación, deshidratación, impregnación forzada y "curado".

Sus especímenes quedaban tan bien que en poco tiempo su técnica empezó a abarcar proyectos artísticos. Comenzó a preparar y exhibir partes de cuerpos y cuerpos humanos completos. No es que haya sido una jugada única en la historia; basta con fijarse en los libros de Historia del Arte, en los que se encontrarán muchos ejemplos de arte basado en cadáveres y disecciones.

Claro que Gunther von Hagens usa en su exposición cuerpos reales, sólidos, en tres dimensiones. El efecto es mucho más impactante. Logra unos escenarios de rara —y chocante— estética al usar cuerpos de adultos, niños y también fetos.

La muestra "Body Worlds" se estrenó en Japón en 1996 y llegó un tiempo después a Londres, causando un enorme ruido, protestas, controversias y —algo que los artistas disfrutan mucho— una enorme atención.

Los detalles corporales de los cuerpos expuestos son impresionantes. Uñas, dientes, cejas, pestañas. También se pueden encontrar órganos separados, que producen un paisaje propio y de gran impacto. Los cuerpos están desprovistos de piel, sin que queden irreconocibles las características humanas de esas formas, que fueron personas. Uno se los imagina haciendo su vida normal. La muestra se compone de veintiséis cadáveres y ciento ochenta partes corporales. El plastificado y las posiciones del "escultor de cuerpos" crean un espectáculo polémico, pero de un vigor impresionante.

La idea del artista es, además de mostrar un trabajo que tiene valores artísticos, ser didáctico y enseñarle a las personas cómo funciona un cuerpo humano. De todos modos, la discusión es interminable. ¿Se trata de interés o de morbidez? ¿Estamos observando esta muestra porque es estética (a su manera tremendamente chocante) o por una motivación más instintiva y subterránea?

La exposición presenta, por ejemplo, un cadáver montado a caballo que sostiene un cerebro en su mano extendida; una mujer que parece nadar en el aire, cortada al medio como una res; en una obra que genera mucha polémica, se ve una mujer embarazada de ocho meses con el feto que aparece a la vista, en su útero.

Según el autor, la organización de los cadáveres de esta manera fue resultado de una investigación que buscó evidenciar el trabajo completo del cuerpo humano, cómo se juntan los huesos y cómo se ven los músculos en cada posición. También hay una colección de fetos, que tienen la intención de mostrar su desarrollo a lo largo del tiempo.

La temática causó que los críticos ingleses le cayeran encima con furia. Según algunos de ellos, la exposición no pasó de ser una típica muestra victoriana de horrores. Von Hagens respondió que es obvio que el problema de negar la muerte demuestra una pseudo-inteligencia artística, un problema de moral antigua e infantil, un lado irracional que no permite admitir la belleza del cuerpo humano después del final de la vida.

Que alguien trabaje con carne humana inerte para hacer arte es chocante y despierta cuestionamientos estéticos y filosóficos. Pero esto no ha frenado al artista, que va al límite, trabajando con conceptos casi renacentistas y fundamentando su arte en una ciencia de realismo exacerbado.

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